COMUNIFRIKIS por Gorka Zamarreño

Uno de los grandes hitos de la ciudadanía fue la toma de la calle, convertir los espacios de las ciudades en lugares cívicos donde reunirse y manifestarse. El final del siglo XVIII trajo consigo un nuevo modelo de relación con los espacios públicos. De la plaza mayor con olor a bruja y hereje a la parrilla se pasó al debate ciudadano. Los espacios públicos siguieron conservando su importancia pero transformados. Los Sans Cullottes hicieron de ellos su universo particular donde los afeitados se imponían hasta la coronilla. Durante dos siglos, nuestras calles han visto desfilar grises con porras en la mano, revoluciones de claveles, filósofos arrancando adoquines, grandes marchas raciales sobre capitales imperiales, un sinfín de movilizaciones que dieron preeminencia a los ciudadanos.

Sin embargo, ese espacio de debate se ve amenazado por un nuevo y curioso fenómeno nacido de la globalización. Al calor de la MTV, la radiofórmula y…

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