Abdu Willy, ese es su nombre. Oficio, pirata o mejor deberíamos decir menesteroso. Recientemente este somalí ha sido procesado por sus actividades. Víctima de la manipulación informativa y los intereses de empresas y gobiernos, este somalí participó en  el secuestro del atunero vasco Alakrana. Este hecho puso, hace meses a la piratería, en el punto de mira de los españoles. Hoy nos centraremos en una zona del mundo, Somalia, olvidada por la opinión pública y en muchos casos, deliberadamente, por los medios de comunicación.

Mapa ataques piratas

Somalia fue posesión de Italia y del Reino Unido, cuando en los sesenta adquirió la independencia, las fronteras nada claras entre Kenia, Etiopía y Eritrea han hecho que no sean nada fáciles sus relaciones vecinales. Fruto de las tensiones,  la guerra con Etiopía se desató en 1977, una guerra que duró 11 años. En 1991 el país se desmembró tras el derrocamiento de su presidente por parte de la oposición, lo que provocó un enfrentamiento civil entre distintas facciones. El nuevo presidente huyó y la capital Mogadiscio quedó en manos de los señores de la guerra. Como consecuencia, hambre, guerras, desplazados. Ni siquiera se conocen el número de muertos que se han producido debido a todos estos factores en los últimos 40 años.
Le esperanza de vida de un somalí es de 43 años. Se es anciano con 35. En el año 2000 la mortalidad infantil era de 126 niños por cada mil nacidos, cinco años después era de 225. Existe un médico por cada 25.000 habitantes, es decir en el Mog, su capital, no hay más de 100 para poco más de un millón de habitantes. Apenas hay datos de los ingresos per capita de los somalíes, en el 2002 el ingreso medio era 30 euros mensuales, mientras que su deuda alcanza los 25 euros por habitante y mes.

Somalia posee 4.000 kilómetros de costa en el Íncico, costa que se vio afectada en el 2004 por el oleaje del maremoto que arrasó el sureste Asia. Al margen del efecto devastador del oleaje y de los miles de muertos sucedió algo sobre lo que Naciones Unidas informó pero las naciones hicieron oídos sordos. En el norte, en la zona de Puntlandia, el oleaje arrastró miles de bidones que reventaron fruto del maremoto. Las investigaciones revelaron que era basura radioactiva. Uno de los portavoces de la ONU, Nick Nutall señaló que desde principios de los noventa, las costas y los mares de Somalia han sido utilizados por las grandes potencias para deshacerse de deshechos radiactivos y metales pesados. Como consecuencia de los vertidos se han producido miles de víctimas. Sin embargo, que el país africano se hubiera convertido en el basurero de Inglaterra, Francia o Estados Unidos entre otros (y entre los que se incluye España), no tuvo eco en ningún medio de comunicación.  Al norte el Golfo de Adén atrae el 30 por ciento del tráfico de petróleo mundial, Ahmed Abdalá relator de las Naciones Unidas planteó que el problema de las guerras intestinas de Somalia estaba siendo alimentado por las potencias y las compañías petrolíferas, que pagaron a los líderes militares para que el país no estuviera organizado y poder, de este modo, no tener que pagar por el tráfico de crudo a través de las aguas somalíes y poder hundir sin control los desechos radiactivos.

La principal fuente de alimentación de millones de somalíes procedía del mar, de la pesca de bajura que se practicaba de forma artesanal. Los recursos no eran suficientes para flotas de mayor envergadura. La contaminación de las aguas y la depredación de las aguas exclusivas que corresponden a este país, como dejó claro el enterrado informe 436/2007 de las Naciones Unidas, fruto de la desmembración del país y la desaparición de su guardia costera.

Grupo somalí armado

En 2005 el Grupo de Trabajo de Altamar denunció que existían al mismo tiempo en las costas de Somalia 800 barcos pesqueros efectuando prácticas dudosas que se aprovechaban de la incapacidad del país para vigilar sus aguas y zonas de pesca que generaban 450 millones de euros de ganancias sin control aduanero. En 2007, la Unión Europea señaló que el 50 por ciento de las capturas pesqueras que efectuaban los bques extranjeros en la zona eran ilegales. Es en este contexto cuando aparece el fenómeno de la piratería. De hecho los propios filibusteros se autodenominan “Guardacostas Voluntarios de Somalia” contando con un amplio apoyo entre la población local. Los pesqueros occidentales se están llevando los únicos recursos que se poseen para acabar con la hambruna, pesca a la que no pueden acceder debido a la falta de recursos y a la inmensa deuda exterior. Al margen de lo reprobable de la piratería, como vemos el contexto es muy importante. Exigimos acciones, la inervención militar de nuestra marina para la protección de nuestros pesqueros que tienen como base las Islas Seychelles. Deberíamos preguntarnos sobre las actividades de esos mismos pesqueros y de sus permisos para faenar en aguas de Somalia. Pero esa es otra historia…